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Biografía de Elizabeth Barrett una de las poetisas más respetadas de la etapa victoriana. Con su obra literaria hizo campaña por la abolición de la esclavitud.
Interés de la biografía de Elizabeth Barrett
Con esto ayudó significativamente a la reforma de la legislación inglesa en lo referente al trabajo infantil.
Infancia y familia de Elizabeth Barret
Elizabeth Barrett nació el 6 de marzo de 1806, en Cochoe Hall, cerca de Durham, Inglaterra.
Su padre, Edward Barret, era propietario de una plantación que había heredado, en Jamaica.
La madre de Elizabeth se llamaba Mary Graham-Clark, provenía de una familia adinerada de Newcastle Upon Tyne.
Además, era descendiente del rey Eduardo III de Inglaterra.
Como todas las chicas ricas en esa época, Elizabeth Barrett y todas sus hermanas y hermanos recibieron educación en casa (la mansión de Hope End) por un tutor, el señor Daniel McSwiney.
Elizabeth empezó a escribir desde muy niña
Era una niña precoz y a la edad de 4 años comenzó a escribir versos.
A los 6 años se entusiasmaba leyendo novelas. Muy pronto empezó a leer obras de Homero y a estudiar griego; a los 12 años, se animó a escribir un poema épico acerca de la batalla de Maratón.
Su madre fue compilando pacientemente todas las poesías que escribía la niña. Las tituló “Poems by Elizabeth B. Barrett«.
Edward Barrett, su padre, las denominaba con el nombre de la mansión familiar: “The Poet Laureate of Hope End«.
Estas obras infantiles de Elizabeth se conservan como una de las mayores colecciones juveniles escritas en lengua inglesa.
Salud enfermiza de Elizabeth Barret
En esta época, Elizabeth comenzó a luchar contra una enfermedad que no se pudo diagnosticar, y que se manifestaba por un dolor intenso en la cabeza y en la columna, además de pérdida de movilidad.
Las tres hermanas cayeron con el mismo síndrome aunque sólo persistió en Elizabeth.
Para mitigarle los dolores, los médicos recetaron opiáceos, láudano y morfina.
Durante gran parte de su vida adulta, sufrió dependencia de estos fármacos, que debilitaron más aún su frágil salud.
Algunos de sus biógrafos sugirieron que esto pudo haber activado significativamente su ya natural viva imaginación.
Comienzos de su interés por el feminismo
En 1821, con 15 años, Elizabeth leyó el libro “Vindicación de los derechos de la mujer”, escrito por Mary Wollstonecraft en 1792.
La autora, nacida en 1759, era una filósofa y escritora inglesa, y argumentaba que las mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre, sino que parecen serlo porque no reciben la misma educación.
En ese libro, Mary Wollstonecraft estableció las bases del feminismo moderno y se convirtió en una de las mujeres más populares de Europa en el fin de siglo.
Elizabeth Barrett fue una ferviente defensora de las ideas propagadas por la autora de este libro.
Dificultades de la familia Barret durante su infancia
En 1828, falleció su madre; la familia quedó en manos de su tía Mary Sarah Graham-Clarke. Esta tía se encargó de cuidar a los hijos de su hermana, doce en total: 4 chicas y 8 chicos.
En Jamaica, tras una serie de sangrientas revueltas, en 1834 fue abolida la esclavitud.
A consecuencia de ello, el padre de Elizabeth sufrió grandes pérdidas financieras que le forzaron a vender la mansión de Hope End, para satisfacer a los acreedores.
Después de este duro golpe, la familia se trasladó a la mansión “Belle Vue”, en Sidmouth, en el suroeste de Inglaterra.
El lugar se denomina actualmente Cedar Shade; una placa azul en la entrada, atestigua el paso de Elizabeth Barrett por la localidad.
Traslado de la familia Barret a Londres
En 1835, la familia se trasladó a una vivienda situada en la Plaza Gloucester, en Londres.
Dos años más tarde, se establecieron en el número 50, de la calle Wimpole, también en Londres.
A la joven Elizabeth se le rompió un vaso sanguíneo que le afectó gravemente a sus pulmones.
Los médicos insistieron a la familia en cuanto a la absoluta conveniencia de un cambio de clima.
Por consiguiente, los Barrett volvieron a mudarse; en esta ocasión, a Torquay, en la costa de Devonshire, conocida como la “Riviera inglesa” por su clima saludable.
Algunas tragedias afectaron gravemente su salud
En 1840, otras dos tragedias azotaron a la familia. Su hermano Samuel murió de fiebre en Jamaica.
Poco después, su hermano Edward se ahogó en un accidente de navegación en Torquay.
Estas desgracias afectaron gravemente a la salud de Elizabeth.
Además, para toda la familia, Torquay perdió el encanto. Esto motivó el regreso de todos al número 50 de la calle Wimpole, en Londres.
Ahí, Elisabeth Barrett pasaba la mayor parte del tiempo en su habitación de arriba, viendo a pocas personas fuera de su entorno inmediato.
La propia Elizabeth describió cómo se sentía y cómo esta situación de soledad y desconexión con el mundo, influyó en el desarrollo de su pasión por la escritura: “He vivido sólo hacia adentro o con tristeza, por una emoción fuerte. Antes de esta reclusión de mi enfermedad, estuve recluida también y entre las mujeres más jóvenes, pocas habrá en el mundo que no hayan visto más, oído más, sabido más de la sociedad, que yo, que difícilmente puedo ya ser considerada joven”.
Comienzo de su etapa creativa más importante
La liberación de las tareas domésticas que le supuso su enfermedad, le permitió centrarse y desarrollar su faceta intelectual y creativa.
Por lo cual, pudo mantener una nutrida correspondencia epistolar, escribiendo y leyendo mucho.
En el periodo de 1841 a 1844 tuvo una intensa actividad dedicada a poesía, traducción y prosa.
El poema «The Cry of the Children«, publicado en 1842, en el que condenaba el trabajo infantil, ayudó a realizar reformas legales mediante el apoyo a la “Ley de diez horas” de Lord Shaftesbury.
En 1844, publicó dos volúmenes de “Poemas”, que incluyeron «A Drama of Exile«, «A Vision of Poets» y «Courtship de lady Geraldine«.
Además, envió dos importantes ensayos críticos para la revista literaria “The Athenaeum”.
Los “Poemas” tuvieron un gran éxito, y atrajeron la admiración del dramatugo y escritor Robert Browning.
Elizabeth Barret se casó con Robert Browning
Este escritor inició con ella una correspondencia secreta, que culminó en matrimonio secreto por temor a la desaprobación del padre de Elizabeth.
Robert Browning y Elizabeth se casaron en una ceremonia clandestina, en la iglesia de Santa Marylebone, en Londres.
Poco después del enlace, su padre se enteró del matrimonio y la desheredó.
En una sociedad aristocrática reducida, en donde todos se conocían y coincidían frecuentemente en reuniones, la normal convivencia de los recién casados se hacía insostenible.
Elizabeth Barret y su marido se fueron de Inglaterra
El 19 de septiembre de 1846, decidieron abandonar Londres y viajar rumbo a París, en donde tuvieron una corta luna de miel.
Poco después reemprendieron viaje por Orleans y Avignon, hasta llegar a Florencia, ciudad de destino.
En Florencia, gracias a sus amistades, pudieron residir magníficamente en el “Palacio Guidi”, en un apartamento de la primera planta.
Pronto llegaron a un acuerdo con los dueños, para firmar un contrato de arrendamiento a largo plazo; rebautizaron el apartamento como “Casa Guidi”, un nombre menos pretencioso y más familiar.
Los Browning–Barrett residieron en Florencia durante 15 años que, según informaba Elizabeth a un familiar de Londres, fueron para ambos “no sólo un periodo de felicidad suprema sino también de intensa producción literaria; mucha de la cual fue tan profunda debido a la influencia de las circunstancias y a la atmósfera italiana”,
Realmente no era para menos, estando tan cerca de la tumba del gran Miguel Angel y pudiendo admirar cada día los magníficos edificios y monumentos de una de las ciudades más bellas del mundo.
Escribía así Elizabeth: “la elaborada gracia de la catedral de Pisa es una cosa, y la masiva grandeza de la de Florencia es otra cosa incluso mejor. Me dejo anonadada, con una sensación de arquitectura sublime.
En Pisa dijimos, “que hermoso”; aquí no decimos nada. Es suficiente con respirar. Las montañas de mármol macizo abruman al mirar, como un peso en el alma.
El mármol teselado (el verde del elaborado patrón con el tenue amarillo, es el tinte general de la estructura) sube hasta el cielo, coronado con ese prodigio de mármol que es la cúpula.
Me ha parecido una de las maravillas de la arquitectura”.
Influencia de Florencia en la poetisa Elizabeth Barrett
Su nueva experiencia en Florencia y en Italia en su conjunto, iban a ser tejidos indisolublemente en la obra de Elizabeth Barrett.
En su poesía, menciona: la iglesia de Brunelleschi, la silueta del Duomo, las ventanas de la Casa Guidi, el asombroso campanario de Giotto.
En uno de sus poemas recuerda las “imágenes antiguas de Florencia” y ofrece una idea de lo que realmente significó para estos dos poetas enamorados (Elizabeth y Robert Browning) una Florencia que era mucho más que un lugar de trabajo.
La consecuencia de todo lo cual incidió en el mejoramiento de la salud de Elizabeth.
Para ella, el solo hecho de mirar por la ventana en su primer aniversario de boda resultó sumamente inspirador.
Su apoyo apasionado a la liberación y unificación de Italia, el conocimiento profundo de la ciudad y de quienes estaban asociados con ella.
Todo esto incluyó por supuesto a Dante y a Miguel Ángel. Elizabeth lo transmitió con pasión, especialmente en el poema de “Las ventanas de Casa Guidi”.
Empatizó particularmente con la figura de Dante, del cual dijo: “O apasionado/ Pobre Dante, florentino desterrado,/ austero en los banquetes de los grandes.”
En 1847, comenzó a escribir el poema “Las ventanas de la Casa Guidi”; fue publicado en dos volúmenes, en 1851, simultáneamente en inglés y en traducción al italiano.
Elizabeth Barrett expresó su desacuerdo con la llegada de las tropas australianas en mayo de 1849, que ella y su marido presenciaron desde su departamento.
Los italianos les agradecieron siempre su apoyo a la lucha toscana por la libertad.
Durante su estancia en esta ciudad Elizabeth Barrett se hizo muy amiga de las poetas británicas Isabella Blagden y Theodosia Trollope Garrow.
En 1848 nació su único hijo, Robert Browning Barrett.
Las obras más conocidas de Elizabeth Barrett
Su obra más conocida en España es “Sonetos del portugués”, una colección de 44 sonetos de amor, escritos entre 1845 y 1848.
En ellos, Elizabeth relata su propia historia de amor; los publicó en 1850, incluidos en una edición aumentada de los “Poemas”.
El más famoso de ellos, el número XLIII empieza con una de las frases iniciales más conocidas del idioma inglés: «How do I love thee? Let me count the ways… / ¿Cómo te amo? Déjame contarte las maneras en que te amo…«
En 1856, se publicó “Aurora Leigh”. Elizabeth consideraba que era su obra más madura, «aquella en la que figuran mis convicciones más elevadas sobre la vida y el arte«.
Es un libro que fue gestando durante muchos años, incluso antes de conocer a su marido, el cual compartió con ella las ideas y anhelos ahí expresados.
«Aurora Leigh» está escrita en nueve volúmenes y transcurre en Florencia, Inglaterra y París; Elizabeth volcó en esta obra los conocimientos adquiridos desde su infancia en la lectura de la Biblia en hebreo, Homero, Esquilo, Sófocles, Apuleyo, Dante, Langland, Madame de Stael, y George Sand.
En palabras de la escritora Virginia Woolf: “su velocidad y energía, además de una franqueza y seguridad absoluta mantienen cautivadas a las personas que leen el texto ….. que una de las impresiones más penetrantes cuando se lee esta obra es la sensación de la presencia de la autora, que a través de la voz del personaje Aurora, resuenan en nuestros oídos con el carácter, las circunstancias, las peculiaridades de Elisabeth Barrett«.
“Aurora Leigh” fue una de las obras más apreciadas por el público de la época. En 1873, diecisiete años desde su publicación, se habían hecho 13 ediciones de este libro.
Con respecto a éste, Elizabeth escribió: “En este momento, mi principal intención es escribir una especie de novela-poema…adentrándome en el centro de nuestras convenciones, e irrumpiendo en las salas de estar y sitios parecidos, donde a los ángeles les da miedo pisar; y abordando así, cara a cara y sin máscara, a la humanidad de la época, diciendo claramente la verdad sobre ella. Esa es mi intención”.
En 1860 salió a la luz una edición completa de sus poemas con el título de “Poemas antes del Congreso”.
Los últimos años de su vida
Pocos meses después, la salud de Elizabeth empeoró gravemente, nada pudieron hacer los médicos y falleció el 29 de junio de 1861, a los 57 años. Fue enterrada en el cementerio inglés de Florencia.
Su marido, Robert Browning publicó, poco después, una colección de sus últimos poemas. Muchos consideran que Barrett fue la poetisa más grande de habla inglesa.
Las de Elizabeth Barrett obras rebosan ternura y delicadeza, pero también denotan fuerza y hondura de pensamiento.
Sus propios sufrimientos, combinados con su fuerza moral e intelectual, hicieron de ella una defensora de los oprimidos allí donde los encontrara. El talento de Elizabeth era sobre todo lírico, aunque no toda su obra adopta esa forma.
Su producción literaria tuvo una gran influencia en destacados escritores del momento, entre los que se incluyen Edgar Allan Poe y la poeta Emily Dickinson.
El gobierno de Italia y la Comuna de Florencia celebraron su poesía con placas conmemorativas en la Casa Guidi, donde los Browning vivieron durante sus quince años de matrimonio.
Lord Leighton diseñó su tumba en el cementerio inglés. Francesco Giovannozzo realizó su escultura en mármol de Carrara.
En 2006, la Comuna de Florencia colocó una corona de laurel sobre esta tumba para celebrar los doscientos años transcurridos desde su nacimiento.
En la iglesia de Kelloe, en donde fue bautizada, hay una placa que la describe como una «gran poetisa, noble mujer, devota esposa«.
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