Biografía de Henrietta Leavitt

Henrietta Leavitt

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Biografía de Henrietta Leavitt, astrónoma americana que, a fines del siglo XIX, descubrió un método para medir las distancias a las estrellas.

Interés de la biografía de Henrietta Leavitt

Su descubrimiento es la piedra angular que revolucionó nuestro conocimiento del Universo, expandiéndolo hasta límites no imaginados hasta entonces.

A ella se debe que otros astrónomos pudieran descubrir que existen millones de galaxias similares a la nuestra, la Vía Láctea.

Familia y primeros años de Henrietta Leavitt

Henrietta Leavitt nació en Lancaster, Massachusetts, Estados Unidos, el 4 de julio de 1868.

Henrietta Leavitt era hija de un sacerdote congregacionalista, de la “Iglesia Unida de Cristo”.

El padre de Henrietta era hermano de Erasmus Darwin Leavitt un destacado ingeniero de su tiempo.

Se desconoce todo de la vida personal de Henrietta Leavitt, más allá de que se sabe que nunca se casó ni formó una familia.

Estudió en el Instituto Radcliffe, una universidad para mujeres, que se encuentra en Cambridge (Massachusetts) y que estaba adscrita a la Universidad de Harvard.

Allí conoció a Charles Pickering, uno de los científicos más importantes de la época, y director en esos años del Observatorio Astronómico de Harvard.

A los 24 años de edad, en 1892, se graduó como licenciada en estudios superiores.

Poco tiempo después, sufrió una terrible enfermedad, la cual le provocó una sordera profunda que le duró toda la vida.

Biografía de Henrietta Leavitt
Edward Charles Pickering astrónomo, descubridor de estrellas y de la valía de las mujeres. Crédito: Popular Science Monthly.

Henrietta Leavitt calculadora en Harvard

Al año siguiente, cuando Henrietta se recuperó de la enfermedad, se ofreció para trabajar como voluntaria en el Observatorio del Harvard College. Era una manera de seguir relacionada con el mundo de las ciencias.

Allí, desde el año 1886, un grupo de mujeres realizaban tareas relativamente mecánicas, examinando meticulosamente placas fotográficas o haciendo tediosos cálculos. Eran llamadas  las “calculadoras de Harvard” o también, las “computadoras de Harvard”.

Henrietta Leavitt fue contratada a tiempo completo, para trabajar 6 días a la semana, 7 horas al día, con un salario de 25 centavos la hora.

Biografía de Henrietta Leavitt
Edward Pickering y su equipo de calculadoras en la sala del Harvard College. Crédito: Wikipedia.

Edward Pickering y las calculadoras de Harvard

En algunos artículos se le reprocha a Charles Pickering ser un personaje que se aprovechó del trabajo de este equipo de mujeres, y que se atribuyó todo el mérito de los descubrimientos que ellas hicieron. Parece ser que estas apreciaciones están equivocadas.

En la primavera de 1879, en la ciudad de Boston, Williamina Fleming inmigrante escocesa de 22 años, estaba  embarazada, sola, y no tenía un sitio donde vivir; sin dinero, tenía que buscar de inmediato un trabajo, en lo que fuera.

Encontró trabajo y refugio en el servicio doméstico de la casa del profesor Edward  Pickering, Director del Observatorio de la Universidad de Harvard.

Al poco tiempo, el profesor la animó para que viajara a Escocia, a dar a luz en la casa de su familia, apoyada por sus seres queridos. Le prometió recibirla nuevamente en cuanto ella quisiera regresar.

Williamina Fleming astrónoma
Williamina Fleming tenía un rostro atractivo, con ojos brillantes y vivos. Irradiaba vitalidad. Crédito: web harvardmagazine.com

Cuando Williamina llamó de nuevo a su puerta llevando a su hijo, en abril de 1881, Edward Pickering le ofreció trabajo en el Observatorio de Harvard. No como criada, sino como ayudante en tareas administrativas y para hacer cálculos rutinarios.

Cuando Edward Charles Pickering tomó las riendas del Observatorio, embarcó a la institución en un desafío sin precedentes: la completa catalogación de las estrellas del firmamento.

Gracias a su prestigio y a su don de gentes, consiguió que las fortunas de Boston se implicaran en la financiación de la construcción de un telescopio de última generación en Harvard, y de otro similar en Arequipa (Perú). Así logró obtener informaciones de las estrellas de ambos hemisferios celestes.

Muy pronto se hizo evidente que semejante esfuerzo superaba en mucho las capacidades de Pickering y de sus ayudantes. La acumulación de montañas de placas de cristal provenientes de los dos telescopios, era absolutamente inabarcables para los pocos hombres disponibles.

En 1886, Pickering tuvo una idea inesperada y genial, basada en la primera experiencia con una mujer inteligente como Williamina Fleming. Consiguió más fondos y  contrató a un equipo de nueve mujeres que se encargaran de realizar cálculos rutinarios para analizar las fotografías de las estrellas y clasificar los espectros en las placas fotográficas.

Fue una decisión revolucionaria, pues hasta entonces las mujeres tenían vedado el acceso a las instalaciones universitarias.

Henriette Leavitt astrónoma Harvard. Biografía de Henrietta Leavitt
Mujeres astrónomas en Harvard. Crédito: Archivo de la Universidad de Harvard

Sin duda para estas mujeres jóvenes era un trabajo más estimulante que el de limpiar en una casa o el de trabajar en una fábrica.

Llegaron mujeres formadas en las universidades femeninas de la zona, y el equipo empezó a destacar por su eficacia y sagacidad.

Era un magnífico equipo de calculadoras humanas que pasaron a ser conocidas como “las calculadoras de Harvard”.

Tuvieron acceso al espacio universitario. Edward Pickering supo apreciar la valía de estas mujeres y se las arregló para que trabajaran todas juntas en una sala destinada a ellas.

Además, Pickering permitió que, además de su trabajo rutinario, pudieran realizar por su cuenta trabajos creativos.

Son extraordinariamente notables los aportes que estas mujeres hicieron a la astronomía. En especial Williamina Fleming, Annie Cannon y Henrietta Leavitt.

Dadas las costumbres de la época, los trabajos de estas calculadoras quedaban eclipsados y desconocidos.

Edward Pickering no consiguió superar estos ruines menosprecios a las mujeres. Por ejemplo, cuando Annie Cannon realizó un trabajo increíblemente maravilloso, le propuso al presidente de la Universidad de Harvard, que se le otorgase un nombramiento oficial.

El presidente, solamente autorizó a Pickering a que le ofreciese a Annie Cannon un puesto “conservadora de fotografías astronómicas”.

Tampoco autorizó el señor presidente de la universidad, que el nombre Annie Cannon apareciera como coautora del catálogo de estrellas del observatorio Harvard, tal como había solicitado el profesor Edward Pickering.

En 1893, Henrietta Leavitt se incorporó al equipo de las “calculadoras de Harvard”. Estaba especialmente dotada para este trabajo pues, además de su inteligencia y tesón, padecía de una incipiente sordera que la ayudaba para abstraerse totalmente en su trabajo.

Durante años, Henrietta  fue llenando cientos y cientos de cuadernos con anotaciones de lo que observaba en la miles de placas que estudió.

Descubrimiento genial de Henrietta Leavitt

Henrietta Leavitt debía anotar los datos de cada estrella, incluyendo su tamaño (relacionado con el brillo) y compararlos con los obtenidos del mismo sector espacial pero en diferentes momentos del año.

Un día, en 1904, cuando estaba catalogando una placa cristalográfica de la “Pequeña Nube de Magallanes”, observó cierto patrón en el comportamiento de las estrellas variables que se hallaban en la constelación de Cefeo.

Nube de Magallanes. Biografía de Henrietta Leavitt
La Gran Nube de Magallanes fue una de las maravillas que descubrió Hernando de Magallanes cuando circumnavegó la Tierra. Crédito: web observatorio.info

Se llama estrellas variables a aquellas que varían su luminosidad en un lapso de tiempo concreto. Cefeidas, son las estrellas variables de la constelación de Cefeo.

Entusiasmado por el descubrimiento, Pickering encargó más placas, y durante cuatro años Henrietta Leavitt estuvo pendiente de las características de estas estrellas.

En el año 1912, Henrietta Leavitt escribió  un trabajo de tres páginas que tituló “Periodos de 25 estrellas variables en la Pequeña Nube de Magallanes”.

En él, explicaba que, según sus datos, las cefeidas titilaban con un ritmo regular y tenían una mayor luminosidad cuanto más largo era su periodo, lo cual parecía suceder de una forma bastante predecible.

Esta afirmación de que las estrellas más brillantes tienen los períodos más largos, terminó revolucionando totalmente la ciencia astronómica.

​Este breve artículo, que ha sido fundamental en la astronomía, se publicó firmado por Edward Pickering, aunque empezaba con la nota “este trabajo ha sido preparado por la Miss Leavitt”.

El artículo terminaba concluyendo que las cefeidas que tenían el mismo período de pulsación tenían, también, la misma luminosidad. Con esta sencilla correlación entre periodo de pulsación y luminosidad, establecía la gran regla que permitió comenzar a medir el tamaño del Universo.

Un año después se pudieron determinar muchas más distancias relativas y absolutas entre unas y otras estrellas gracias a los patrones descubiertos por Leavitt.

Se había descubierto una forma de medir con bastante precisión la distancia entre estrellas muy lejanas.

Gracias a este nuevo método, en 1918 se calculó el tamaño de la Vía Láctea.

Vía Láctea. Biografía de Henrietta Leavitt
Auto retrato del astrónomo Alan Fitzsimmons, el 13 de mayo de 2013. Crédito: ESO /A

 El método tradicional de cálculo de las distancias de los cuerpos estelares con respecto a la Tierra era la paralaje, un sistema de trigonometría espacial inventado por los griegos. Este método solamente servía para medir las distancias dentro del Sistema Solar.

Lo que había más allá se escapaba de nuestro conocimiento e impedía conocer el tamaño del Universo.

Se sabía que algunas estrellas aparentaban ser las más brillantes que otras, pero de ninguna manera se podía calcular a qué distancia se encontraban.

En 1923, Edwin Hubble, combinando las ideas del trabajo de Henrietta Leavitt con descubrimientos hechos por otros astrónomos, asombró al mundo con la revelación de que una mancha que se veía en el cielo era una enorme galaxia compuesta por millones de estrellas y con un diámetro de 150.000 años /luz: se la denominó galaxia de Andrómeda.

Galaxia de Andrómeda. Biografía de Henrietta Leavitt
La galaxia Andrómeda descubierta por el astrónomo Edwin Hubble. Crédito: Wikipedia

Muy poco después se reveló que la Pequeña Nube de Magallanes se encontraba a 30.000 años/luz.

El astrónomo Harlow Shapley escribió diciendo que «se había estado mirando a las Nubes de Magallanes durante 400 años, pero empezaron a verse a principios del siglo XX«.

Este espectacular avance fue obra de Henrietta Swan Leavitt, quien «sentada ante una mesa de trabajo en el Observatorio de Harvard estudiaba con su lente una confusa aglomeración de puntos negros sobre las placas de vidrio«.

Ahora sabemos, gracias a los patrones formulados por Leavitt, que el Universo está formado no sólo por nuestra galaxia, la Vía Láctea, sino por miles de millones de otras galaxias lejanas.

Millones de galaxias
Se estima que hay más de 100.000 millones de galaxias. Crédito: Wikipedia

Se calcula que una de cada 10 estrellas variables que los astrónomos conocen a día de hoy, fue estudiada primero por Henrietta Leavitt.

Últimos años de Henrietta Leavitt

La gran astrónoma Henrietta Leavitt murió de cáncer, en 1921, a los 53 años.

Poco antes había dejado un testamento legando todos sus bienes y posesiones a su madre. El valor total de su patrimonio era de 344,89 dólares.

Henrietta Leavitt no pudo leer la carta que cuatro años después de su muerte, sin saber que había muerto, le envió el matemático sueco Gösta Mittag-Leffler para nominarla a los premios Nobel.

La intención de Mittag-Leffer era proponer a Henrietta Leavitt para ser nominada al Premio Nobel por sus trabajos sobre las estrellas variables y los cálculos de las distancias estelares. Sin embargo, y puesto que los premios Nobel no pueden ser entregados a título póstumo, nunca llegó a ser nominada.

El cráter lunar Leavitt debe su nombre a Henrietta Leavitt.
El asteroide Leavitt (de 7 km de diámetro) lleva este nombre en su memoria.

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